viernes, 9 de enero de 2009

¿Para que sirve una crítica de televisión?

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... Y no es una pregunta retórica (Ni con mala leche). Me refiero... ¿Tiene la crítica televisiva un propósito, una utilidad, sirve para algo al lector?

Yo creo que si la crítica es muy buena (sea de lo que sea) no tiene por qué servir para nada. Es decir, puede tener valor por sí misma, como obra de entretenimiento más allá de aquella otra que reseña: por su ingenio, su inteligencia o su estilo literario. Por cosas como esas, Roger Ebert ganó un premio Pullitzer.

Sin embargo, dudo mucho que ningún crítico de televisión español vaya a ganar premios literarios o periodísticos, entre otras cosas, porque es difícil ser brillante, inteligente y aseado escribiendo cuando tienes que hacerlo cinco días por semana (Ese ritmo chungo es el mismo que soportan muchas series diarias, por cierto, lo que no quita para que sean desmenuzadas sin piedad por esos mismos críticos).

Si pensamos en sus hermanos mayores (la critica cinematográfica, teatral, etc...) parece claro que la crítica de TV puede ser sobre todo utilitaria, servir un propósito práctico y claro. O dos, en mi opinión, a la vez o por separado.

1) La crítica que orienta, es decir, que ve las cosas por ti y te indica sí cree que debes darles una oportunidad o no.

2) La crítica que desmenuza una obra (televisiva, en este caso) y hace un análisis exhaustivo de sus méritos y deméritos.


El problema con las críticas orientativas es que, para empezar, son mucho más necesarias en otro tipo de medios, como cine o teatro, dónde el espectador tiene que hacer un esfuerzo real por consumir un producto (Salir de casa, desplazarse, pagar una entrada) y solo uno. Hay que tomar una decisión y en ese momento la labor del crítico puede ser importante para inclinar la balanza en uno u otro sentido.

En la televisión es diferente, claro. El producto es (casi todo) gratis, con lo cual el espectador solo tiene que apretar un botón para decidir por sí mismo si quiere consumirlo o no. Lo más que puede perder son unos cuantos minutos de su vida (En España más de setenta si quiere ver un capítulo completo), pero la ayuda orientativa para decidirse se convierte en algo poco relevante.

Otro problema es que la crítica española es siempre a posteriori; a diferencia de lo que ocurre en USA (que es referente en televisión, pero también en el periodismo sobre idem) los críticos no ven el producto antes de que se estrene, por lo que para cuando intentan "orientar" el público ya ha podido tomar su decisión visionando la serie/programa.

Pero en todo caso, todo esto da igual; porque la crítica española generalmente no parece intentar orientar a nadie; eso significaría saber que existen diferentes tipos de público y lo que no gusta a uno, sí puede interesar a otros, independientemente de la calidad que se crea que algo tiene.

(En este sentido, hace algún tiempo recuerdo que las críticas de Fotogramas, aparte de las estrellitas, venían con una frase final que indicaba a que tipo de público podía estar dirigida una película: "Para románticos irredentos", "para nostálgicos del Western", etc...)

Un ejemplo: las series juveniles. Se han estrenado varias en el 2008, y en las críticas era recurrente leer el mismo argumento: "Es como Compañeros / Al salir de clase" (Curioso que estas dos series, aparte de estar ambientadas mayormente en un instituto, no tenían mucho más que ver). Lo que se deducía de ese comentario es que era una serie que es poco original, que ya está vista.

El problema es que gran parte del público de estas nuevas series era demasiado pequeño cuando se emitían esos supuestos modelos de las series actuales, con lo que los conflictos/problemas que le puedan plantear "18", "HKM" o "Física o química" (Cada una en su estilo) son completamente nuevos para esa determinada audiencia. Escribir sobre una serie dirigida al público juvenil desde el punto de vista de alguien que supera los treinta resulta muy poco útil; más aún en un periódico dónde se supone que tus lectores no son tampoco precisamente adolescentes.

El crítico televisivo español no parece estar interesado, pues, en "dirigir" o "recomendar" a su público. Si algo no le gusta, considerará que es malo y por tanto nadie debería verlo; y al revés si la crítica es positiva. No parece entenderse que existe un público para cada género, y que dentro de estos hay propuestas más o menos efectivas, y una labor interesante - y útil - sería guiar al lector sobre lo que le puede interesar, de acuerdo con sus gustos.

(Un inciso: hay críticos que sí realizan esta labor, principalmente cuando hablan de series extranjeras aún no estrenadas en España que recomiendan al lector que "Busquen" en Internet o DVD. Un ejemplo es Hernan Casciari en "El país", y esta es una labor realmente útil)

El crítico de TV hispano no parece interesado pues en guiar... ¿Le interesa entonces analizar las series y programas, la segunda utilidad posible de la crítica?

El 29 de Diciembre de 2009 Javier Pérez de Albéniz, en soitu.es, escribió un último comentario acerca de "LEX", que estaba a punto de emitir su último capítulo en Antena 3. (Está claro pues que no se trataba de una crítica "orientativa")

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Se trataba entonces, de un análisis... en un solo párrafo. Es cierto que esta no era la primera crítica de Pérez de Albéniz sobre la serie (Hubo otra con motivo del estreno, fechada el 06 de Junio del 2008) pero ambas tienen una extensión parecida y unos argumentos muy similares:

"Algo que no puedo decir de 'Lex', la rimbombante serie de Antena 3 que hoy también se despide por cuestiones de audiencia. Concretamente de poca audiencia. Ni el abultado presupuesto, ni un reparto de lujo (Javier Cámara, Santi Millán, Paz Vega...), ni el desesperado esfuerzo de reanimación final, añadiendo sexo y sal gruesa a los últimos capítulos, han logrado salvar un producto que resume todos los defectos de la ficción española. Defectos que se resumen en uno: ausencia de talento"


En realidad, la crítica se puede reducir a una sola frase: la última. El problema de esta serie - más aún, de toda la ficción española televisiva - se puede reducir a una sola causa. O más bien, se puede intentar reducir a una sola causa si no existe la capacidad - o las ganas - de hacer un análisis real de algo.

Decir que alguien no es bueno, no sabe hacer algo, no tiene talento, no constituye un análisis, sino una opinión. Una opinión extremadamente fácil de formular, (Y todo el mundo conoce el dicho sobre las opiniones y los ojos del culo) y sin ningún mérito real. Dicho de otra manera: No hay ningún valor profesional en una crítica que dice "esto no es bueno" y no lo desarrolla más allá.

Un crítico debería - y a veces lo hace, aunque en este país son contadas las ocasiones - descubrir al lector aspectos que desconocía, ilustrar porque cree que algo funciona (o no), siempre matizando más allá de lo más fácil - es bueno, malo - para hacer un análisis realmente interesante de una obra. "Me gusta/no me gusta" es una opinión válida, claro está, pero no sé si merece la pena que a alguien le paguen por ella.

(Se podría argumentar, con razón, que merece la pena pagar por ella cuando hay un público que la lee y la sigue; aunque eso mismo se podría también decir de todas las series españolas que tienen éxito de audiencia ante la indignación de la crítica)

En este momento, las críticas televisivas en España no cumplen 1. Ni 2. Por lo tanto, su utilidad es más bien cercana a 0. ¿O no?

Mucho me temo que existen otras dos "utilidades"...

3. La crítica puede servir para decirte lo que es bueno o no. Esto es, la crítica piensa por ti, para que sepas lo que mola y lo que no mola, y que opinar al respecto. Las críticas te dicen lo que deberías pensar sobre algo (película, programa, serie) para que tú no tengas que verlas pero puedas tener una opinión igualmente. (El ejemplo extremo de esto serían las críticas breves de singles musicales... ¿Para que necesitas una opinión sobre algo que tú mismo puedes ponderar en apenas tres minutos? A veces está claro que nos gusta que otros nos "orienten" con sus opiniones para poder formar las nuestras)

(Un ejemplo reciente: Un grupo estábamos de cañas en un bar, y entre nosotros había un guionista de serie de éxito. Alguien que estaba en la barra y conocía a un amigo común se dirigió a él y dijo: "¿Tú escribes XXX? Si esa serie es muy mala...". Inmediatamente le preguntamos que es lo que no le gustaba de ella y contestó que no, bueno, en realidad él no la había visto... Pero eso era lo que se decía)

4. La crítica puede funcionar como entretenimiento en sí mismo no por su calidad literaria o por su inteligencia sino por su nivel de vitriolo y saña. Algo parecido al circo romano, dónde se lanza al centro del ruedo a una serie para poder despedazarla , normalmente con insultos y ataques furibundos. Es algo parecido a traerse a Raquel Mosquera al plató de "¿Dónde estás corazón? para poder meterle caña sin cuartel, cosa que gran parte del público disfruta enormemente. Con dos pequeñas diferencias: 1) La serie no se puede defender (y si sus responsables lo hacen parece que no admiten la crítica) y 2) La serie no cobra por ser insultada, y yo diría que Raquel Mosquera, sí.

Todo esto conlleva que la tendencia predominante en las críticas televisivas de este país se dirijan hacia el a) dogmatismo y b) el desprecio y el escarnio en mayor o menor medida. Sobre todo a la hora de hablar del producto nacional (Es lógico, por otro parte, que el porcentaje de producto extranjero que gusta sea mayor; este viene seleccionado, escogidas las series/programas más exitosos/prestigiosos; el material defectuoso no suele salir de las fronteras propias)

Y a veces se dan ambos fenómenos a la vez: dogmatismo y virulencia. El 27 de Octubre de 2009, El "teletridente de "El Mundo" acaba así su crítica a la nueva tira de la sexta "Que vida más triste":

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Telebasura. Porque esto también es telebasura. Y de la más apestosa, no nos olvidemos. No hace falta que aparezca Jesús Mariñas para que la cosa televisiva apeste. Un insulto, de lo más soez, a la inteligencia, este 'Qué vida más triste' de acertado título. Por muchos aires de prestigio internetero que lo intenten insuflar. Basura blanca y vizcaína. La basura blanca y vizcaína de un vasco con amiguitos en el negocio del 'entertaiment' televisivo. Otro tontolaba sin puta gracia venido a más con la ayuda de sus coleguitas. O sea.


Se trata, claro, de un ejemplo muy extremo. Esto no suele ser la tónica habitual (aunque casi lo es en el diario El Mundo, dónde la sombra alargada de Carlos Boyero y su personal e intransferible vitriolismo parece haber hecho mucho daño a sus varios sucesores/imitadores).

Pero si es algo sintomático de una crítica televisiva que, por lo general, demanda inteligencia pero no la suele ofrecer; odia la visceralidad televisiva pero se lanza a la literaria; y compara de forma desfavorable al producto patrio con lo mejor de la televisión mundial cuando aún le falta mucho por llegar al nivel medio de sus homólogos estadounidenses.

Soy guionista de la tele, y reconozco que a la ficción española le queda un largo camino por recorrer para poder llegar al nivel de otros países. Pero no tengo claro que los críticos televisivos nacionales, que en mi opinión se encuentran en una posición muy similar, reconozcan esa distancia entre ellos y sus homólogos de otros países. Está claro que criticar (bien) es más difícil de lo que parece; pero lo verdaderamente complicado es la autocrítica.